Según cumples años, a una se le figura que cada vez le van quedando menos cosas nuevas por probar. Sin embargo, la rutina, y a veces tu propia fuerza de voluntad, te sorprende y te regala nuevas experiencias.
El viernes he empezado a correr, para no dejarlo. No soy como esa gente fumadora que lo intenta una vez tras otra. Bueeeeno, sí, pero he intentado empezar con todas las garantías y con un plan perfectamente estudiado para no desanimarme (el que encontré a tiro de google). Tengo mucha gente cercana que me ha contado su experiencia de enganche a correr. Tengo un paseo increíble al lado de casa. Sales de tu dormitorio con tus deportivas y vuelves a él para la ducha. Es perfecto.
Como estoy tan decidida no quise dejar mi primera vez para un lunes. Valiente, me lanzé el viernes a la tarde. Si hay que hacerlo, cuanto antes. Cumplí la primera jornada tal y como me lo pedía mi gurú cibernético: 10 minutos corriendo, 3 andando y otros 10 corriendo.
Único contratiempo. En el paseo, un elemento masculino, según corría hacia él, empezó a decirme "groserías" con una voz y una cara de degenerado asquerosa. No quise parar mi carrera pero a la vuelta me tocaba cruzármelo otra vez. " Que no me diga nada, que no me diga nada.....que me conozco..." Le superé unos metros y cuando ya creía que había pasado desapercibida, escuché su silbido, ese silbido repugnante y primitivo, que a modo de berreo, hacen algunos tíos para llamar la atención, y que a las mujeres nos entra en los oídos traducido como "Te comería tóooo". No quería volver hacia él y encararme pero me vino a la cabeza una imagen de peli norteamericana y sin pensarlo demasiado me volví hacia él corriendo marcha atrás y a lo lejos le enseñé el dedo corazón. Mi primera vez, también, (nunca había tenido la oportunidad ni las ganas de hacerlo) y por cierto, con gran éxito. El tío era cojo y no podía perserguirme.
Esta tarde, nuevas experiencias con el deporte y con los cojos.
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