miércoles, 17 de agosto de 2011

A mí me asustan

A mí me asustan,

su despliegue
sus amigos

sus métodos
sus disfraces

su afán por el dinero

el poder de sus tentáculos

sus aficiones
sus simbolos

sus cartulinas de colores
su gusto por las banderas

jueves, 11 de agosto de 2011

Forever Young

OOOhh, Tricicle ¿Dónde quedó aquel maravilloso Slastic? ¿Aquel Terrrific? ¿Por qué me habéis abandonado?
Ayer fui medio engañada al teatro, sólo porque era un musical-comedia que venía avalado por los ¿en otro tiempo? fabulosos Tricicle. Es verdad, no eran ellos, era su dirección pero hasta eso, me dio cierta pena. Si no tienes nada nuevo que decir, nada que crear, resérvate para tiempos mejores pero no pongas tu nombre al lado de eso.
Creo que apenas en tres ocasiones lograron que los músculos de mi cara se movieran para esbozar una sonrisa. Claro que había gente en la sala que se partía de risa. Los chistes de pedos parecen no pasar nunca de moda....
Para la próxima, me lo pienso dos y hasta tres veces.

martes, 9 de agosto de 2011

Ellos son nosotros

Escucho las noticias sobre los disturbios de Londres y me quedo algo perpleja. Van ya tres días y todavía no escucho ni un solo intento de comprensión o explicación de los actos violentos, y mucho menos, por supuesto, de autocrítica. Enseguida las autoridades, y por detrás casi únanimamente los medios de comunicación, se han preocupado de aclarar que es "delincuencia pura y dura", que no hay nada de exigencias políticas. Rápidamente se les ha clasificado. Se habla de vándalos, delincuentes, se habla de “los malos”.
Es impresionante la capacidad que tienen quienes dan las noticias para posicionarse y dar su versión, esa versión tan básica, tan sencillita, tan "para que todos nos quedemos tranquilos". Desde el primer momento se deja claro que ellos son ellos, los otros, los que no son “nosotros”. Los buenos estamos de este lado, con la escoba, limpiando las calles, nosotros no agredimos, nosotros somos los cívicos, los que respetamos, los que formamos esta sociedad “civilizada”.

Pues a mí me deja alucinada esta forma de lavarse las manos. Yo tengo claro que ellos son “nosotros”, son parte y fruto de esta sociedad tanto como nosotros y tenemos responsabilidades clarísimas.
He leído por ahí que no buscaban comida, que no tenían hambre, y que es difícil pensar por eso, que esta situación sea una reacción a los recortes sociales. Que podría ser fruto de la impotencia por no poder tener las cosas que otros sí tienen, por no poder incorporarse al consumismo como otros grupos de situación económica más holgada, han hecho. Y esto parece que no gusta nada, les falta decir que lo quieren "pa vicio". Yo me asombro. Ahora queremos que los delincuentes también sean buenos, que roben, pero eso sí, lo que nosotros creamos justificado.

La sociedad de lujo en la que vivimos (o vivíamos) tenía al llamado tercer mundo, sus guerras, sus sequías y su pobreza, todo eso tan feo, lo suficientemente lejos como para que no molestara nuestras conciencias y nuestra tranquila rutina salvo en contadas ocasiones. Pero ahora están aquí. El cuarto mundo está aquí, entre nosotros, cada vez mayor, con problemas más difíciles de resolver. Hay gente que cada vez tiene menos, que cada vez vive peor, que cada vez lo ve más negro y consecuentemente, las manifestaciones más o menos violentas, más o menos indignadas, e incluso más o menos justificadas desde nuestro punto de vista "civilizado" van a ir a más.
Nuestros dirigentes y en general la sociedad "no delincuente" parecían pensar que esto era así de fácil, que el hecho de que los que tienen menos, cada vez tuvieran menos, no era un problema mientras no se murieran de hambre ( nuestro civismo no permitíría eso, claro) y no molestaran demasiado. Pero salir a la calle y ver que tu barrio se ha convertido en un polvorín en manos de gente totalmente fuera de sí, que no respetan nada de nada y ni siquiera eligen objetivos "legítimos", sienta muy mal.

Hay que “limpiar las calles", dicen, jugando con el doble sentido. Pues haberlo pensado antes, digo yo. Esos delincuentes son lo que habeís creado, lo que hemos creado, en definitiva, lo que somos.

viernes, 5 de agosto de 2011

Anocheciendo en Cantabria....







Televergüenza

Hay días en los que, desde mi mundo iluso, no puedo entender que en los telediarios se pueda hablar de fútbol, de violencia de género o del tiempo en nuestras playas. La brutalidad de algunas imágenes que nos están mostrando sobre la situación en Somalia y Etiopía debería congelar todos nuestros caprichosos deseos, nuestras superficiales necesidades, nuestras más defendibles exigencias e incluso nuestras ansias de información. ¿Qué coño importa hoy que haya carteristas en el metro de Madrid o que vaya a llover en el norte o que en tal Festival de Música se lo estén pasando de muerte?
No entiendo que los países “desarrollados”, sus políticos, sus medios de comunicación, o incluso sus habitantes, no se paralicen, no se avergüencen, no se horroricen. ¿Cuánto vale aparecer un minuto en un telediario? ¿Qué tipo de noticias suben la audiencia? ¿Qué tipo de noticias quieren ver los televidentes para no cambiar de cadena? ¿Cómo puede permitirse una televisión dar una noticia de un niño de 7 años que agoniza tirado en el suelo por la polio y la falta de alimento (pesa 7kg en vez de los 30 que debería a su edad), y tres minutos después, la presentadora saque su mejor sonrisa cómplice para anunciar que no sé qué princesa inglesa ha sido declarada la más elegante del mundo? ¿No le dan ganas de vomitar?
Me sé la respuesta pero tengo derecho al pataleo, y si me da la gana, puedo pedir para mi sociedad utópica un telediario unitemático que ante ciertos hechos vergonzosos se posicione y consiga que en días como el de hoy dejemos un poquito de lado la burbujita en la que vivimos y hagamos un poquito de autocrítica.