miércoles, 22 de diciembre de 2010

Liberalismo, comunismo e hijoputismo.

A mí me alucina que para solucionar esta crisis se tome como conejillos de indias a los de siempre, pero todavía me alucina más que nos hayamos acostumbrado a eso sin problemas, sin patalear, sin quemar trenes, sin paralizar este país de una vez. Yo, que he sufrido el recorte en mi salario del 5% famoso y me he quejado lo estrictamente necesario, me quedé espeluznada, y lo digo de verdad, cuando para reducir gasto se plantea la desaparición de la ayuda de 426 euros a desempleados sin prestación ni subsidios. No lo entiendo, esta gente, si no tiene ni siquiera esa ayuda y no encuentra trabajo porque NO HAY, cómo coño come, cómo paga los libros y la ropa de sus hijos e hijas, cómo paga la luz?

Yo propongo una nueva forma de acabar con la crisis. ¿Y si en vez de cebarnos con los más pobres nos cebamos con los más ricos? Se me ocurrió el otro día cuando hablaban por la tele del patrimonio de la momia andante, la Duquesa de Alba, que al parecer llega a unos 3.500 millones de euritos. ¿Por qué no “robamos” a las 100 personas más ricas de este país un trocito de sus suculentos patrimonios? Me vino la pregunta a la cabeza y, es curioso, yo misma, me escandalicé. Estamos tan educaditos, tan manipuladitos por la Universidad, por la Iglesia, por los políticos y sus medios de comunicación, que tocar el patrimonio de cualquiera nos parece un insulto, un ataque básico a uno de los principios básicos de esta sociedad liberal, el derecho a la propiedad privada. Si el Gobierno español en un ataque de locura decidiera requisar el 5% del patrimonio de los millonarios de este país, todos los que manejan Europa, se le echarían encima, todos temblarían, agarrados a sus propiedades y aterrorizados por el regreso del comunismo.
Lo gracioso es que a los pringaos, a los que tenemos una nómina absolutamente controlada y clara nos quitan, nos roban, nos confiscan el 5% de nuestras nóminas y no pasa nada. Robar a los millonarios se llama comunismo y se demoniza, robar a la clase media y baja se llama “solidaridad en tiempos de crisis”, está perfecto y entra dentro de las reglas.

Pues yo lo siento, pero a bajar las pensiones a los ancianos, a quitar el 5% del sueldo al funcionariado, a quitar la ayuda social a gente que no tiene ingresos, a hacer perder sus casas a montón de gente porque no puede pagar su hipotecas, a hacer pagar esta crisis a los trabajadores de a pie no le llamo comunismo, le llamo hijoputismo.

PD: He hecho la cuenta por lo bajo y sólo con las 20 personas más ricas de este país, y resulta que si les pidiéramos amablemente el 5% de sus patrimonio nos haríamos con 3.650 millones de euros. Pues para tapar algún parche ya nos daría ¿no?

martes, 21 de diciembre de 2010

Santo Tomas Azoka

Ya está aquí. Dicen que es una Feria-Mercado para exponer los productos de los baserritarras, este año en concreto 140 expositores (animales vivos (2), hortalizas (25), pan y pastel vasco (14), quesos (21), plantas y flores (4), frutas (3), lácteos (1), miel (3), Chacinas a kilo (8), conservas (11), txakoli-sidra (18) y un total de 21 txoznas) pero todos sabemos que no es más que una excusa para emborracharse, un bis de la Aste Nagusia y el pistoletazo de salida de las Navidades.
Se celebra en Bilbao desde finales del siglo XIX, cuando era frecuente que los arrendatarios de caseríos de Bizkaia acudieran a Bilbao el día de Santo Tomás (21 de diciembre), con el fin de abonar a los propietarios de los caseríos, en su mayoría residentes en la Villa, las rentas del año. Además del dinero de la renta, los baserritarras llevaban a los dueños de sus caseríos unas muestras de los más preciados productos, capones, hortalizas y fruta. Con el tiempo, las mujeres de los baserritarras empezaron a acompañar a éstos ofertando los productos de sus caseríos que las amas de casa de la Villa compraban para su consumo extraordinario de la Navidad. De este modo, las etxekoandres obtenían un dinero que resarcía en buena parte el desembolso de la renta anual de sus caseríos.
Pero ya nada es lo que parece. Según noticias frescas, de ayer mismo, y de fuentes muy fidedignas, un sobrino de una de esas etxekoandres, los baserritarras presentan sus mejores productos a concurso pero, para la venta, en la mayoría de las ocasiones, compran al por mayor y lo de peor calidad que encuentran. No quise indagar demasiado pero supuse que en especial se referían a los chorizos que acompañan al talo, al txacoli y a la sidra. Yo ya tenía decidido mantenerme lo más alejada posible de la marabunta, pero estas últimas informaciones y el día horroroso que ha salido han reafirmado mi decisión. Feliz borrachera a los demás!!

lunes, 20 de diciembre de 2010

Batallitas navideñas

Ayer, hablando de los niños y niñas de nuestra familia y del tema por excelencia de las Navidades, a saber, cómo están sus conocimientos en lo que se refiere a la existencia-no existencia de los Reyes Magos, Olentzero y demás personajes, no pude evitar volver a recordar cómo fue el momento trágico en que tras mucha insistencia, tuve que confesar a mi niño y mi niña que efectivamente, éramos nosotros quienes poníamos los regalos en el árbol.
Recuerdo que por entonces vivíamos en el Caribe. Allí, al menos en la zona turística donde estábamos, Santa Claus (vestido de Santa Claus a 30 grados de temperatura) baja de un helicóptero o llega en barco a la playa, donde le reciben cientos de personas, niños y niñas que obviamente visten bañador. La visión es un tanto surrealista y creo que ayudó en parte a que los niños percibieran algo extraño en todo aquel montaje.
Pero el momento exacto lo recuerdo perfectamente. Íbamos en coche y desde atrás nos formularon la pregunta maldita: “¿Es verdad que los reyes magos y Santa Claus no existen, que sois vosotros los que ponéis los regalos? Pero ama, dime la verdad ¿eh?” Ese último comentario te mata. Confiesas.
Lo genial fueron las reacciones absolutamente opuestas que tuvieron. Una intenta más o menos educar a su niño y su niña con los mismos valores, prevenciones, etc. y supongo que transmites tus traumas, defectos o virtudes más o menos con la misma intensidad a uno que a otra pero es evidente que el resultado que consigues es diferente. Cada vez tengo más claro que la transmisión es más genética, que social-cultural. Vamos, que salimos de fábrica con montón de características prácticamente inmodificables.
A lo que iba. Mi niño se quedó blanco como si hubiera visto un fantasma y se mantuvo en silencio hasta que a la noche, cuando fui a darle un beso a la cama me confesó con una tristeza que nunca antes había mostrado, que había sido el peor día de su vida. Mi niña, por el contrario tuvo una reacción inmediata, en el mismo coche, que me mostró y demostró el carácter práctico que apareció entonces y la ha definido más tarde: ¡Joé, mamá, pues vaya mierda de cochecito que compraste!

domingo, 19 de diciembre de 2010

Filosofía barata para el año nuevo

Hace ya tiempo, escuché una anécdota que me hizo reflexionar sobre algo en lo que hasta entonces no había caído. Unos expertos sicólogos decidieron hacer una prueba con los participantes de un concurso de fotografía. El jurado había hecho ya su elección y como pasa siempre, se daba la posibilidad de recuperar los trabajos presentados a quienes habían participado. Sin embargo se estableció una división. A una parte se le permitió elegir tan sólo dos de las obras presentadas. El resto iban a quedar en manos de la organización por lo que de alguna manera las perdían para siempre, debían elegir la mejores, la más apreciadas. A la otra parte se les planteó exactamente lo mismo pero de alguna forma mejorando su situación ya que al cabo de un año, si consideraban que su elección no había sido acertada se les permitía cambiar las obras elegidas por otras.

Pasó el año y los participantes fueron interrogados sobre el grado de satisfacción con la elección que habían tomado. Prácticamente el 100% de los que no tenían posibilidad de rectificarla se sentían felices, satisfechos con la elección tomada, mientras que los que contaban con el “privilegio” de modificarla se sentían indecisos, nerviosos y durante ese año habían sufrido unos niveles de stress mucho más elevados.

La reflexión que evidentemente hacían es que la posibilidad de elección nos hace infelices aunque en un primer momento nos parezca todo lo contrario. Tenemos miedo a elegir, tenemos miedo a equivocarnos y no poder rectificar lo que hemos hecho mal. Cualquier decisión que tomemos nos trae consecuencias malas y consecuencias buenas y tenemos miedo a no poder rectificarlas. A veces son decisiones del día a día sin importancia pero otras son cruciales, otras pueden llegar a cambiar radicalmente nuestra vida y no tienen marcha atrás. Es fundamentalmente el miedo a estas decisiones cruciales el que hace que a nuestro alrededor, en el ámbito laboral, familiar y de pareja observemos tantas situaciones aparentemente insoportables, dolorosas pero que se perpetúan durante años. En muchas ocasiones ese miedo a decidir, ese miedo al cambio, se complica con el miedo a la soledad que es más de lo mismo pues estar solos, significa estar libres y por lo tanto condenados a tomar miles de pequeñas decisiones y a asumir en exclusividad y con responsabilidad sus consecuencias.

Para el año que empieza os animo y me animo a tomar con valentía las decisiones que tenga que tomar, entendiendo que cada elección es una muestra de quienes somos en ese momento y nos lleva hacia quienes queremos ser en el futuro. No hay error posible sino sólo aprendizaje.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Día Internacional de las personas Migrantes

Una de las mayores catástrofes de mi existencia,sucedió cuando apenas tenía 7 años y todavía creía en los Reyes Magos. En aquellos tiempos lo más de lo más era conseguir que la noche del 5 de enero te dejaran debajo del árbol o junto a los zapatos recién cepillados por mi padre, la Nancy, algún vestidito, o ya, si tu familia se rascaba los bolsillos, el armario para guardar sus ropitas.

Aquel año yo tenía claro que me había portado bien, era una niña buenísima, obediente y estudiosa y casi seguro que los Reyes, igual que eran capaces de subir a un quinto piso sin usar ascensor y entrar por la ventana, se habían enterado de mi buen comportamiento y me iban a traer la muñeca ansiada.

Pero los que son padres y madres lo saben, hay que estar espabilados para comprar los juguetes de moda porque se agotan, y los míos, o no lo sabían o se despistaron. Cuando llegué al salón aquella mañana me dirigí corriendo con una sonrisa hacia la caja de la Nancy, que claramente reconocí ( todavía creo recordarla) pero casi al momento, cuando miré dentro, mi cara ilusionada se transformó en una de profunda decepción porque dentro había.....¡una Nancy negra! Recuerdo que anunciaban la rubia, la pelirroja, la morena pero la ¿negra!?? Nunca la había visto ¿Cómo podía ser tan malo Baltasar? Eso era cosa suya. Seguro. Yo, entonces no entendía de reivindicaciones, ni de igualdad, ni de integración. Para mí aquello fue una clarísima traición que me enseñó que de poco sirve portarse bien y ser una niña buena, si el que tiene el poder decide que tus intereses no le interesan.

La historieta tiene un final feliz porque después de todo aprendí a quererla, aprendí a apreciar su preciosos ojos verdes e incluso diría que Negrita (qué nombre sino iba a ponerle) se convirtió en mis manos en una verdadera déspota con la Nancy rubia de la vecinita de enfrente y con la pelirroja de la del segundo, vengándose así del desprecio que yo desde el principio ví o imaginé.


martes, 14 de diciembre de 2010

Publicidad Puerca

Todavía no había decidido qué etiquetas podía crear (seguramente por la poca confianza en que esto pudiera durar más de un mes), pero teniendo en cuenta que no he desfallecido desde septiembre y que un anuncio me ha hecho indignarme una vez más, me ha parecido absolutamente necesario crear y almacenar esa publicidad que me saca de quicio, esa que me hace manifestarme como una extremista ante mis niños si es que coincide que estoy con ellos.

Esta vez le toca a un anuncio de un coche de cuya marca no quiero acordarme. Aparecen un niño y una niña al parecer fugándose de casa. Ella, cómo no, tiene una maleta donde mete sus cosas (todavía no lo tengo claro pero apostaría a que son o cosas de maquillaje o cacharritos de cocina). Él solucionando el tema del transporte, cómo no, aparece con una flamante bicicleta. A mitad de camino la maleta de la niña que tan caballerosamente lleva el niño cae al suelo produciendo una evidente decepción en ella que con cara triste le mira a su chico diciéndole: “Necesitamos más espacio”, a lo que él después de fijar sus ojos en el coche objeto del anuncio con cara también de decepción le contesta: “Necesito más tiempo”.

Este es el tipo de anuncios que me hacen directamente vomitar porque ejercen una influencia increíble en niños y niñas que se están formando, que miran el anuncio y asimilan perfectamente su “moraleja”, a saber, que las niñas necesitan buscar un hombre que a su vez les consiga un coche (ellas ya tienen bastante con hacer las maletas como para ponerse a conducir, claro) y que los niños necesitan conseguir un coche para que su niña, en el futuro, compañera, esté contenta y le siga queriendo y no se vaya con otro vecinito que tenga el coche más chulo, claro.

Directamente repugnante, para ellas y para ellos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Viena III y final


Dicen que éste es el tesoro más valioso de la Casa de la Música de Viena. Son nada más y nada menos que las gafas de Franz Schubert, las que utilizaba para componer. Las pongo porque me quedé impresionada y admirada al escuchar que el señor Shubert componía una media de 6/7 horas diarias pero sobre un escritorio, vamos, que nunca tuvo piano. Eso para mí es ser un verdadero monstruo. Escribió más de 600 Lieder sin que apenas le temblara el pulso ya que casi nunca corregía lo que la inspiración le dictaba. A pesar de su increíble obra nunca logró estrenar ni publicar nada en vida. El pobrecito murió a los 31 años, después de dedicarse a la mala vida , contrayendo sífilis y gonorrea.

Os dejo el Impromptu Op. 142, n2 de este genio. No se por que, no me parece tan excepcional, pero cuando toco al piano este impromptu no puedo evitar que se me ponga la piel de gallina.


domingo, 12 de diciembre de 2010

Viena II


Es el Musikverein , donde cada año se celebra el famoso "Concierto de Año nuevo" y una de las salas con mejor acústica de todo el mundo. Según he oído las entradas para el famoso concierto hay que pillarlas con años de antelación así que teniendo en cuenta eso, y que no me venía bien pasarme por allí el 1 de Enero, opté por ir un martes cualquiera a escuchar un concierto de música clásica "sencillita", un concierto para violín y orquesta de Beethoven y otro dos para piano y para clarinete de Mozart. Las únicas entradas que quedaban costaban 5 euros por lo que deduje que igual que en la Ópera de Viena correspondían a las localidades de la masa, de la plebe, del pueblo llano o sea, de pie.

La verdad es que me encantó estar con los japoneses, los niños frikis, las jubiladas y los hippies. Enseguida nos aposentamos en el suelo aunque también para eso había que buscarse la vida pues los huecos de pared ( respaldos) estaban muy solicitados. Creo que nunca había sentido con tanta intensidad esa especie de conexión con los otros. No sé muy bien como explicarlo pero cerré los ojos y es como si sintiera las presencias de los que te rodean, todas sus mentes concentradas exactamente en lo mismo que yo, sin ninguna distracción de ningún tipo. Ahí es donde pareces apreciar una energía no palpable pero que de alguna manera te ayuda a disfrutar todavía más de la escucha.

Tenéis que hacer la prueba. Un vinito o un lo que sea, alguien a vuestro lado (solos tambien creo funciona), cerrar los ojos y concentrarse en esa melodía de notas largas del clarinete: segundo tiempo del concierto de Mozart


sábado, 11 de diciembre de 2010

Viena I



¿No es el escenario ideal para un crimen? Es la noria del Prater de Viena, famosa por ser la más antigua del mundo (1897) y haber aparecido en la peli "El tercer hombre". Fuimos con la intención de subir pero la niebla y la noche se nos echaron encima de repente y todo el parque de atracciones se convirtió en un enorme escenario de película de miedo. Nadie se atrevió a adentrarse en un mundo oscuro de barracas, neones de colores y payasos tristes






viernes, 3 de diciembre de 2010

Comenzando

Ayer me pasé por la biblio intuyendo que debido al mal tiempo en toda Europa, me iba a tocar mucha espera en los aeropuertos y mucha tarde casera.
Dicen que a veces basta con leer la primera frase de una novela para saber si merece la pena o no seguir con ella y que si eres tú la que escribe, teniendo la primera frase y la última tienes el libro completo. Me llevo dos, como casi siempre, una novela y otro de “varios”. La primera no parece sugerir nada interesante:

Gato, gatito ¿dónde te has metido?
Por ver a la reina, a Londres he ido
Gato, gatito, y ¿qué has hecho allí?
Cazar un ratón que en la silla vi.

En cambio el de “varios” tiene un comienzo muy intelectual, muy de pensar:

En «EL BANQUETE», de Platón, dice Sócrates: El hombre que practique los misterios del amor entrará en contacto no con un reflejo, sino con la verdad en sí.

Suena ideal para esta época tan cercana ya al comienzo del nuevo año cuando todo el mundo se plantea replantearse a sí mismo.
Comentarios a la vuelta.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El retrato Adele Bloch-Bauer I




Entre los muchos y casi siempre infumables archivos y pps que me envía mi padre, alguna vez aparece alguno que se salva, en especial, entre aquellos que no tienen texto, ni musiquita, ni tías en bolas. Hoy andaba mirando por encima uno de ellos que hablaba de las cosas más caras del mundo (la cerveza más cara, el coche, el whisky…), hasta que me he topado con el cuadro más caro de la historia, un retrato de, al parecer, una de las amantes de Klimt, y por el que se pagaron en 2006, 135 millones de dólares, superando así al hasta entonces pintor más valorado económicamente, a “nuestro” Picasso.

Me he puesto a investigar un poquito la historia del cuadro sólo por una razón, porque en breve voy de visita a Viena y espero poder ver de nuevo en vivo y en directo “El beso”, el más famoso cuadro del pintor. Que quede claro que mi ignorancia en este arte es tan grande o más que la que tengo en temas de fútbol, y que hago la comparación porque en los dos casos, mi desconocimiento es absolutamente buscado, vamos, que no me muevo de aquí a la esquina si de lo que se trata es de ver cuadros, sean de la época y del estilo que sean. Sí, soy una necia. Sin embargo, ante algunas pinturas no puedes permanecer impasible. A mí me pasó con Klimt. No se necesita saber nada, ni de técnicas, ni de estilos, ni de tonalidades, sólo miras y te quedas con la boca abierta.

Desde su creación, el retrato de Adele Bloch-Bauer I, pasó por varias manos, ya que, teniendo en cuenta que su dueño era un rico empresario azucarero judío, los nazis creyeron que la pintura estaba mejor en sus manos. La confiscaron. Cuando la guerra terminó, Adele hizo testamento donando la obra de Klimt al Gobierno Austriaco pero su marido lo revocó haciendo herederos a sus propios sobrinos. Después de una dura batalla legal entre la única sobrina superviviente y el Gobierno Austriaco, ésta se quedó con el preciado tesoro y lo vendió a Ronald Lauder, que como buen millonario judío, anda luchando por recuperar el arte robado a su comunidad. Aquí os dejo esta belleza.