Acabo de llegar hace unas horas y no he podido resistirme a dedicar mi primer post, no a la Roma monumental, la de los turistas, la romántica, sino a la Roma luchadora. Hemos pasado tres días completos pateando la ciudad y en ese tiempo nos hemos cruzado en dos días diferentes, con dos enormes, coloridas y masivas manifestaciones. Me ha encantado acompañar a la gente de la Union Sindical de Base el viernes a mediodía mientras íbamos de camino a plaza Navona. Desde un camión iban lanzando proclamas que a veces entendía y a veces no pero que casi siempre intuía .
Al día siguiente nos encontramos en la Plaza del Popolo con otra enorme concentración que al principio pensé que festejaba el aniversario de la Constitución. Más tarde me contaron que se trataba de defender la Constitucion aprobada en 1948 y que Berlusconi y sus esbirros querían modificar. Me emocionó ver tantísima gente, de todas la edades, con carteles, banderas y disfraces de todo tipo. Tuve la impresión de que no se trataba de una manifestación dirigida por políticos sino que realmente partía del pueblo, pero las impresiones no son más que eso. También, una italiana con la que hablé un rato me dijo que ella tenía la impresión de que en España todo estaba mejor y que no se abusaba de las clases trabajadoras.
Animada por el ambiente que se respiraba no pude resistirme a cambiar el regalo de la camiseta “ I love Roma” por otra mucho más reivindicativa.
Al día siguiente nos encontramos en la Plaza del Popolo con otra enorme concentración que al principio pensé que festejaba el aniversario de la Constitución. Más tarde me contaron que se trataba de defender la Constitucion aprobada en 1948 y que Berlusconi y sus esbirros querían modificar. Me emocionó ver tantísima gente, de todas la edades, con carteles, banderas y disfraces de todo tipo. Tuve la impresión de que no se trataba de una manifestación dirigida por políticos sino que realmente partía del pueblo, pero las impresiones no son más que eso. También, una italiana con la que hablé un rato me dijo que ella tenía la impresión de que en España todo estaba mejor y que no se abusaba de las clases trabajadoras.
Animada por el ambiente que se respiraba no pude resistirme a cambiar el regalo de la camiseta “ I love Roma” por otra mucho más reivindicativa.
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