Vaaaale, lo confieso. A pesar de lo mucho que los critico, un par de veces he salido con políticos “profesionales”. En las dos ocasiones me costó más o menos mes y medio darles el “visto malo”.
PSOE , casi seguro que casado, viviendo como rico en una zona de ricos, músico-político (¿es compatible?) y casi como única conversación, posibles negocios o formas de ganar dinero. Tres o cuatro citas. En la última le dije que era el tío más aburrido del mundo, que sólo hablaba de sí mismo y de sus negocios. Me preguntó : ¿ Para qué entonces has quedado para cenar conmigo? Para ver la cara que ponías. No se lo tomó tan mal teniendo en cuenta lo borde que fui. Aunque no sé si su ego le permitió entender lo que le dije porque hace poco recibí una invitación para que le acompañara de viaje a hacer negocios a Estonia. Ufff, no lo has entendido.
PNV, abandonado por la novia de toda la vida. Cosas buenas: el tío más positivo que he visto, buena persona, le interesaba hacer bien su trabajo, regalaba entradas. Cosas malas: católico, nacionalista borono a pesar de haber viajado por todo el mundo, de esos que afirman que no hay nada como Bilbao (¿qué les pasa? ¿hay un gen peneuvista que impide a la mente abrirse un poquitín?). Lo peor, muy básico y pueblerino de esos a los que les importa el qué dirán. Siempre iba a locales “de moda”, para que le vieran y se pasaba el tiempo mirando a la puerta para ver quien entraba. No entiendo cómo soporté eso casi dos meses, y cómo un tipo peneuvista de los pies a la cabeza soportó mi “exotismo” . Llegó a pedirme matrimonio. Decía que yo no era una chica “Zara”. ¿Eso, si te lo dice un político de PNV es bueno o malo? Ufff, me temo lo peor.
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