jueves, 14 de abril de 2011

Más cadenas

Estoy impactada, alucinada, enfadada, decepcionada, escandalizada. Mi niña de 12 añitos me acaba de decir que no cree que su hermano necesite pantalones cortos para este verano, que no se los va a poner con los pelos que tiene en las piernas. Supongo que es algo que han hablado entre ellos. Por supuesto, le he mirado medio enfadada y le he dicho (delante del hermano, claro) que no pensará que voy a dejar que un niño, y además de 12 años, se depile. Seguido me ha contado lo que todavía me ha dejado más alucinada, que muchos o casi todos sus compañeros de 12 y 13 años se depilan.

Esto es como cuando Movistar te estafa y te atiende una señorita muy amable al teléfono, quieres gritar, insultar a alguien pero no sabes a quién. Para eso está el blog, claro.

Habrá, sé que las hay, retrasadas (incluso algún retrasado) que dirán que es lo normal, que si nosotras sufrimos, lo lógico es que también sufran los hombres, que prueben ellos también lo que es esa condena. Pero yo una de las pocas cosas que tengo claras es que mi concepto de igualdad no pasa por ahí. No quiero que los hombres sufran poniéndose tacones, ni que se pasen media hora cada mañana maquillándose ( ya bastante tienen con el afeitado), ni que se depilen. Tampoco quiero que les paguen menos que a nosotras. Lo quiero que es que a las mujeres nos paguen lo mismo que a los hombres y que dejemos de ser floreros. No quiero que para que las empresas de productos de belleza vendan más ( cremas, ceras, máquinas depilatorias, láser, etc.), incorporen a los hombres a una costumbre que hace daño. No puedo entender que los hombres se dejen someter a una condena que las mujeres ya estamos sufriendo.


¡Si la arruga es bella, el pelo es vello!


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