sábado, 6 de noviembre de 2010

Los de siempre y los recién llegados.

Lo prometo, en serio, me comprometo a no hablar de religión en, pongamos, un plazo de……una semana, pero hoy necesito desahogarme. Dejadme que patalee y grite contra el papel. Me siento agredida. No es una palabra más. Me siento maltratada, violentada, por los de siempre y por lo nuevos.

Ayer y hoy nos hemos reunido un montón de mujeres en Bilbao para hablar sobre el velo. Una amalgama alucinante: musulmanas, feministas radicales, cristianas, gitana ¿evangelista?, montón de ateas ( vale, una enumeración prejuciosa..). Todo ha sido muy “políticamente correcto”, evidentemente todas nos respetamos, nos hemos escuchado, hemos aprendido y hemos podido dar nuestra opinión sin ser censuradas. Pero ahora necesito decir lo que en un contexto así y por el papel que tenía en la reunión, no he podido.

Estoy harta. Me encanta y lo digo sinceramente que mi barrio sea como es, me gusta ver caras de todos los tonos, formas de vestir diferentes, músicas. Me gusta a mí y me gusta que mis hijos vivan que esta sociedad va a ser cada vez plural. Quiero que estén preparados para respetar a todo el mundo por diferente que sea. Lo que no admito es que venga gente de fuera a echar atrás conquistas que han llevado a cabo mis antepasados/das, y a decirme que ahora tengo que respetar cosas ya superadas hace mucho en Europa. No me vengas a decir que el velo es un algo cultural, ni una cuestión de fé que entra en el ámbito de la libertad personal. Sí, podrá ser eso pero además de eso, el pañuelo es una prenda que discrimina a la mujer musulmana frente al hombre musulmán. He oído decir cosas como “me autoconvencí”. A ver, normalmente nos ”autoconvencemos" de cosas que nos “ofrece” esta sociedad machista, consumista, superficial…etc. Como dije ya en otro post no somos tan libres como nos creemos. No me vengas a traer más opresión, que con la que tenemos aquí me sobra.

Llego a casa después de 7 horas hablando de esto y me encuentro a ese esperpento metido en una caja blanca saludando con la manita. Y hablo así porque me creo en mi derecho de hacerlo. Digamos que siento que son “ellos” son los primeros que ofenden, agreden.. Sería muchísimo más respetuosa si las opciones religiosas se pagaran con el dinero del que las elige. Por otro lado no entiendo tanta emoción por ver a un tío que ni canta, ni baila, vamos, que no hace nada excepcional, y que ni siquiera ha sido elegido democráticamente por los fieles que le aplauden sino por otro puñado de personajes como él, vestidos muy raros y con costumbres en muchos casos bastante amorales. Por terminar con una sonrisa y no extenderme demasiado que seguro volveré con el tema, yo propongo (no he podido evitar hacer la comparación imaginaria al ver la gente a los lados de la carretera con las banderitas) que para otra visita venga en bici desde Italia y así consiga hacerme comprender mínimamente esta admiración desatada. Entonces, igual hasta yo salgo a saludarle.

3 comentarios:

  1. Me ha costado pillar lo del tío en la caja blanca. De todas maneras, a mi me gusta ser positivo y pensar que hace unos años cuando yo era pequeño, se paralizaba el país cuando llegaba, cortaban la programación de la tele y todo y hoy cada vez va menos gente y la mayoría son viejos. En cuatro días estos tíos se quedan en cuadro. Te lo digo yo.

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  2. Uff, no te creas.Yo ví muchísimos jovenes....

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  3. Yo veo cada vez menos gente implicada en esto del catolicismo. El problema es que veo cada vez menos gente implicada en algo.

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