martes, 21 de septiembre de 2010

Hablando por hablar

Hay días en que se hace especialmente duro soportar las conversaciones vacías y superficiales de la gente que trabaja a mi alrededor, las mismas supongo que en cualquier otro centro de trabajo. Otras veces participo en ellas, es verdad, yo también soy normal y puedo preocuparme por si las lentejas se ponen o no a remojo. Pero hoy no era el día.

Han empezado la mañana hablando de si dormían con la funda nórdica o no. Una que sí, pero que deja la ventana abierta para no pasar calor, la otra que no, que por ella sí lo haría pero su marido suda mucho. La otra no opina de este tema.

Luego las tres se han levantado de sus respectivas mesas para leer en el ordenador de una el horóscopo. Parece ser que a la más jovencita le espera un bonito futuro y podría ser casi casi lo que se propusiera. Las otras sonríen animadas por las cosas buenas que dicen los suyos.

Luego ha sido el turno de los diferentes looks que han tenido a lo largo de su vida. La jovencita, una chica muy maja pero repito, muy jovencita y demasiado extrovertida para mí, dice que antes lo llevaba muy largo pero que desde que se lo cortó casi a los chico ya se ha hecho adicta a este corte. Para decir esto se tira como 5 minutos contando las diferentes peluquerías por las que ha pasado y pensando que a alguna de las otras le puede interesar. Me sorprendo, puede que sí… Las otras también quieren su cachito de protagonismo. Una se queja de su poco pelo, que nunca ha conseguido tener un pelo bonito por mucho que ha acudido a montón de especialistas. La otra en este caso, no opina aunque escucha con atención.

Y sólo son las 9 y media de la mañana.

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